miércoles, 26 de noviembre de 2014

El pequeño Nicolás o el pícaro moderno

El Lazarillo de Tormes (1808-1812), por Goya (1746-1828)


El pequeño Nicolás, bien conocido en el Estado español estos días, se ha convertido inevitablemente en la figura picaresca actual por antonomasia. Mucho se ha hablado acerca de su cuadro médico (en resumidas cuentas, se dice que es un megalómano y un mitómano crónico). Los medios lo tachan, de manera sutil pero evidente, de alguien que no está en su sano juicio. Mas, de entrada, cabe hacerse la reflexión de quién es el enfermo, si este muchacho mentiroso compulsivo o el sistema político, incapaz de detectar al farsante y darle alas para que se crezca.

Fuera del escándalo actual y la controversia que ha generado nuestro joven protagonista, y centrándonos en las cuestiones literarias,  estoy seguro que tarde o temprano él tendrá unas memorias o alguien publicará en forma de libro una entrevista a este sujeto, o bien se hará alguna novela // relato corto basando en este personaje entrañable a la par que despreciable. Y es que la sociedad admira y odia por igual a los pillos. Los elogia porque son capaces de llegar hasta donde el común de los mortales no puede y cometer sus pequeños y grandes delitos (ser libre, en conclusión) aunque sea por un corto espacio de tiempo. Los amonesta por quebrantar las leyes y las morales, por no ser uno de ellos; por, en fin, robar, engañar, falsificar... y encima tener tiempo para vanagloriarse de ello. Es así.

Lo bueno de la literatura es que, como esta gente, puede llegar a reírse de todo el mundo. Incluso de los pícaros. Tardará poco algún poeta o un escritor en satirizar al pequeño Nicolás. Si es que alguien lo ha hecho ya (estoy seguro de que ha pasado).


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