Como consumidor de contenidos en
Youtube, siento que tenía que dar mi opinión al respecto tarde o temprano. Aunque fuera algo un poco más largo que uno o varios
tweets.
Finalmente, y desde hace unos largos meses, la tele-basura ha llegado a Internet. Concretamente a la plataforma audiovisual por excelencia del momento. Sí, es un fenómeno que tarde o temprano se tenía que dar. El crecimiento de muchos youtubers y sus interacciones en las redes sociales (principalmente
Twitter) han dado pie a que pseudo-periodistas con aires de artistas acudan como moscas al lugar de una trifulca cada vez que se lía entre dos o más usuarios más o menos famosos dentro del mundillo. Igual que en la televisión, donde personajes de segunda clase sobreviven al medio gracias a gritar mucho y crear poco.
Salseo Youtuber, uno de estos espacios, se justificó diciendo -no literalmente, claro- que él era un creador de contenido. Como todos los de su mismo gremio. Y sí, tiene razón. Porque dedica tiempo a buscar, grabar, editar y colgar su trabajo en Youtube. Hay que reconocer el esfuerzo de toda esta gente por construir algo que les gusta, entretiene y que les brinda la posibilidad de ser alguien. Pero seamos francos. Más allá del morbo inicial, a nadie le gustan los cotillas. Indagar más allá de lo que un famoso comparte públicamente es moralmente discutible. Vivir descaradamente de lo que hacen y dicen los demás, y no de lo que crea uno mismo, es detestable. Porque, recordemos, el salseo, el marujeo, los programas de cotilleo son como la comida rápida. Un día puedes comer dos hamburguesas y saciarte, no es malo. Basar tu dieta en ir cada día al
McDonald's es un suicido.
Todos estos canales están equivocados. La cultura de la información no es exactamente esto. Es dar noticias banales y dañinas de gente que no está buscando ese tipo de fama. Es creación sucia, por mucho esfuerzo y dedicación -dos elementos nobles en cualquier caso- que se invierta. No merecemos tener un vertedero más.